Opinión

¿Qué color tiene tu vida?

Te voy a indicar la fórmula para pintar la vida; antes, una lección básica sobre los colores.

¿Sabias que hay colores primarios y colores derivados de estos, a los que se han llamado secundarios y terciarios?

Básicamente existe tres colores primarios; si fuera esto una de mis clases preguntaría: ¿Sabe alguien cuáles son? Pero como no podría escuchar sus respuestas, se los señalo: Rojo, amarillo y azul. Realmente una variedad de estos (magenta, el amarillo cadmio y el cian).
¿Por cual razón existen tres colores básicos? Aunque esta clasificación se atribuye la escuela francesa de pintura siglo XVIII, realmente nace de la teoría de los colores (1810) de Johann Wolfgang von Goethe. La razón por la que existen estos tres colores básicos se debe a la biología del ser humano.

Los ojos humanos tienen unas células denominadas conos, y estos conos son de tres tipos: unos que detectan lo que llamamos rojo, otros detectan lo verde y el tercer grupo detecta lo azul. 

De las combinaciones de dos de ellos, salen los colores primarios de la pigmentación (magenta, amarillo y cian), siempre que se utilicen dos, ya que la unión de los tres colores en proporciones iguales forma el blanco, y la ausencia de los mismos forma el negro, porque el negro es lo contrario a luz, oscuridad.

Bien realmente yo no soy un experto en colores y lo que quiero de esta teoría ya está tomado.

¿Qué es lo que he tomado? Lo tomado es la base biológica que existe en ti para poder diferenciar los colores que te presenta la naturaleza o el ambiente en que te ha tocado coexistir.

Hay unos “colores” que no entran a tu cerebro a através de los conos del ojo, sino a través de tus pensamientos. Son colores invisibles al ojo humano. Hablo del color gris de la tristeza, el color negro de la desesperación y la desesperanza.

Podemos pintar con la combinación de los colores primarios, nuestra casa de cualquier matiz para que sea admirada por los ojos humanos, propios o ajenos. Ahora lo que no podemos pintar con esos colores es nuestro hogar, para eso, necesitamos otros colores.

El triunfo ajeno

El triunfo ajeno debe asumirse como propio y la felicidad que provoca en quien lo obtiene debe servir de referente en el sentido de que si se trabaja ardorosamente por un propósito se puede vencer, amén de que las victorias en buena lid son hermosas y deben ser aplaudidas.

Así piensa la mayoría de la gente de buen corazón, la que se alegra de la victoria del otro en este mundo que es pura competencia.

No se debe influir para escamotear por envidia el triunfo ajeno, cuando quienes abogan en ese sentido por celos o por cualquiera otra razón saben de manera visceral que no son capaces de llegar a la gatera aunque les empujen. La República Dominicana está repleta de triunfadores anónimos en los diferentes peldaños del statu en que la holgura o la minusvalía económica colocan a cada quien en la escalera social.

Es el caso, por ejemplo, de nuestros agricultores que de manera unilateral o en pequeños grupos son parte de los artífices de nuestro sustento a través de su variedad de rubros. Otro soporte excelso es el de la enseñanza, donde nuestros maestros dejan el forro en su esfuerzo instruyendo a los alumnos para que el país tenga mejores hombres y mujeres y se sumerja la inequidad.

En las variopintas realidades de nuestra cotidianidad se debe luchar por alcanzar nuestros logros, pero jamás a costa de dañar a otros para anotarnos tantos que no poseemos.

Aferrarse a sentimientos que no sean positivos equivale a respirar cada día elevados niveles de monóxido de carbono que lo pueden ausentar de este excitado mundo. Lo anterior se produce cuando se tienen diferencias con otras personas o estas no lo complacieron en algo y se guardan esos recuerdos a los fines de represalias ulteriores. Saque ese veneno de su corazón y será feliz.

Deje el río correr sin que las olas le arropen. Lo que está para una persona nadie, absolutamente nadie, se lo arrebatará. El que obra mal, termina mal. El que otra bien, termina bien. Haga del triunfo ajeno el propio y así serás más feliz y más puertas se abrirán.

En el camino correcto

En el Ministerio de Salud Pública hicieron cuentas nuevas y decidieron enfocar más sus programas específicos, lo que significará invertir el presupuesto en los programas de su entera naturaleza y, sobre todo, en ofrecer medicamentos de alto costo a pacientes de escasos recursos que así lo requieran.

El nuevo enfoque lleva al Ministerio de Salud Pública a atender la vida de los pacientes, el estado de seguimiento y la recuperación de los que estén ingresados en todos los hospitales de su competencia y la creación de una comisión de técnicos y de médicos especialistas.

Dicha comisión tendrá a su cargo la verificación de que los medicamentos los recibirán los pacientes que realmente los necesiten.

En ese orden, la cartera destinará 20 millones de pesos mensualmente que invertía en la compra de ataúdes, colchones y otros artículos que destinaba a su plan social.

La medida corta una política, que ahora se corrige por otra que llevará una mejor atención a la cama de los pacientes, mediante una iniciativa que se bautizó como “Programa de Medicamentos de Alto Costo”.

En materia de salud queda mucho por hacer, pero resulta halagüeño saber que la cartera enfocará la inversión del dinero que recibe a través de su presupuesto.

Se trata de dinero que se recauda por concepto del pago de impuestos y nada mejor que emplearlo para devolverle la salud a una parte de los ciudadanos que así lo requieran.

Mejores colegios


El trabajo por la mejora de la educación abarca múltiples campos. Empieza por la lucha contra el analfabetismo, que ya puede presentar importantes números. Sigue por las nuevas escuelas y aulas y el esfuerzo por la tanda extendida. (La queja de colegios privados que ven cómo sus profesores eligen marchar al sector público porque ya recibirán mejores sueldos es un indicativo contundente). 

La decisión de apostar por la mejora de la calidad de la educación a todos los niveles contagia, suma esfuerzos. Colered es uno de ellos. Es el proyecto de un grupo de empresarios para apoyar la educación en colegios privados en sectores de clase media y popular mediante el uso de la tecnología de la información y de internet. 

Sin costo para el colegio ni los padres, Colered proporciona software en la nube para informatizar los procesos del centro, página web propia, redes sociales, herramientas informáticas y capacitación. 

La idea de Marcos J. Toncoso nace del estudio de Fondomicro "El Colegio y la Escuela" que constató que el 85% de los colegios privados dominicanos no son "de ricos": educan a niños de clases populares. 

Si la brecha digital es uno de los nuevos indicadores de pobreza, este tipo de respuesta es el que se necesita. Y ni siquiera es un tema de sensibilización del empresariado o de responsabilidad social. Es un tema de sostenibilidad. Cuanto mejor preparados salgan del colegio, mejor formados saldrán de las universidades y mejores profesionales llegarán al mercado laboral. 

8 de Marzo


El Día Internacional de la Mujer es un buen momento para reflexionar sobre los avances logrados y los retos que faltan por vencer en cuanto a igualdad de género se refiere.

La presencia y más aún, el peso de la presencia de la mujer dominicana en los aspectos más dispares de la sociedad de hoy es probablemente el gran avance social de nuestro país en las últimas décadas.

La sociedad dominicana se ha desarrollado como lo ha hecho, porque la mujer se ha incorporado en todos los frentes. La sociedad ha cambiado, porque la mujer dominicana ha cambiado. Y quizá sea el momento de admitir que le toca al hombre dominicano, ahora, hacer los cambios que no ha hecho.

Temas pendientes como el de la violencia contra la mujer, la igualdad de salario por igual trabajo, la presencia en órganos políticos y de poder son retos que hay que enfrentar con inteligencia y determinación.

El mundo es mejor cuando está completo.

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